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Mi vocación

Empatizó de inmediato con lo que decían en el anuncio. Ella tampoco creía en la enseñanza universitaria, odiaba madrugar y quería facturar millones de euros.

Se lo contaría en cuanto llegara del trabajo. Había tardado años en decidirse, pero más vale tarde que nunca.

Escuchó la llave entrando en la cerradura, se levantó del sofá y corrió hacia la puerta.

–Hija, ¡por fin he encontrado mi vocación!