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Trilogía del ermitaño. Parte 3

Un pequeño puente

Una mujer se instaló al otro lado del río.

No podía ignorar su presencia.

Le resultaba sumamente odiosa.

Una noche se puso las botas de agua y se dirigió hacia su cabaña.

Entró sigiloso para no despertarla, y a los diez segundos estaba fuera.

Necesitaba una disculpa, así que se llevó unas fresas de su huerto.

La noche siguiente, ella cruzó descalza y le robó un cordero.

Poco a poco construyeron un pequeño puente.