El funcionario mira el reloj de la oficina de Correos de Málaga y pega un alarido de terror.
Vuelve a cerrar los ojos y aparece en una bodega, con un antifaz ridículo, pero besando a Catherine Zeta-Jones.
La tercera vez sueña tan fuerte que despierta en una mansión de Miami, convertido en una superestrella de Hollywood.