–Nos recibieron armados y perfectamente organizados, señora. Eran ellos o nosotros.
–Todo esto es un sinsentido, agente. Mi hija era la secuestrada, no la secuestradora.
–Su hija fue quien organizó la resistencia, señora. Se había encariñado con aquel delincuente.
–¡Primero mata a mi hija y ahora me dice que era una desviada!
–Lo siento mucho, señora… ¿Podría soltarme la mano, por favor?