Narrativo inmovilizó a Poeta por la espalda, le arrancó la llave de la mano, lo llevó al interior del piso, lo desnudó completamente y lo esposó de pies y manos a un radiador.
El policía quería conocer los hechos, pero Poeta le explicó únicamente cómo se sentía. Utilizó metáforas sobre tauromaquia y fallas geológicas, referencias al Marqués de Sade, recuerdos infantiles de culpa y vergüenza, una anáfora que empezaba por “Pulso herido”.
Narrativo, que sabía bastante de psicología, que vivía de inventar sucesos y hacer que sonaran creíbles, relató al policía su propia versión de los hechos. Logró salir impune, aunque tuvo que aguantar algunas bromas y chistes homófobos que anotó mentalmente.
Mientras Narrativo daba textura a la escena de la comisaría, el pulso herido de Poeta se detuvo para siempre. Según su nota de suicidio, murió sintiéndose ultrajado y humillado, incomprendido e incapaz de comprender.