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microficciones de un padre primerizo. MIENTRAS DORMÍA

Después de comer me paseaba por el salón, meciéndome en sus brazos hasta que yo entornaba los ojos. Acto seguido se tumbaba en el sofá, con mi cabeza sobre su pecho, y me observaba mientras el sueño se apoderaba de él.

Entonces yo abría los ojos y le miraba hasta caer rendida.