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Llamadas perdidas

Mientras esperaba a que Laura le cogiera el teléfono, José se preguntó por qué le costaba tanto encontrar pareja. Físicamente, se consideraba un tío del montón. Tenía un trabajo fijo como transportista. Era una persona alegre y divertida, a la que nunca le faltaba conversación. ¿Por qué las mujeres no querían hablar con él? ¿Por qué le colgaban tan rápido? ¿Por qué no le daban una oportunidad?

–¿Diga?

–¡Laura! Soy José. He encontrado tu número en…

–En el baño de la gasolinera de Benavente.

–¡Sí, exacto! ¿Laura? No te escucho. ¿Sigues ahí, Laura?

UNA NOVELA SOBRE MOCHILEROS EN EL SUDESTE ASIÁTICO: DEL HEDONISMO SIN LÍMITES A LA ESPIRITUALIDAD DEL VIPASSANA Y EL BUDISMO