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La tiranía de lo concreto

La casa seguía sin limpiar, los documentos sin rellenar, la cama MALM sin montar. Había sido una mañana muy productiva –tres microrrelatos– precisamente porque siempre antepongo la escritura a la limpieza, las matemáticas a la burocracia, la lectura y YouTube al bricolaje.

Por la tarde me senté frente al portátil y vomité sobre el teclado.

Hasta que no lo limpie no podré escribir más microrrelatos.