
Ramiro abrió su portátil frente a la cala de aguas turquesas. Se sentó sobre la fina arena y empezó su jornada de trabajo.
Una tormenta le estropeó el portátil y el móvil, pero Ramiro no se rindió. Derrotó a las inclemencias con su ingenio y trabajó durante un año sobre la fina arena.
Reclinado sobre una silla ergonómica, Ramiro observa sus selfis en la cala de aguas turquesas. Mañana, por fin, le quitan el corsé ortopédico.