–Una cosa antes de irme, Consuelo. Siga utilizando ese producto que deja mi pizarra inutilizable. Antes mis alumnos perdían el tiempo tomando apuntes; ahora, gracias a usted, se dedican a hablar de cosas más interesantes.
Consuelo dejó la pizarra como los chorros del oro. Ojalá sus profesores le hubieran dicho las cosas tal y como son.