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microficciones de un padre primerizo. GRACIAS

Mi padre leyó en Instagram que los bebés tocamos las caras de nuestros cuidadores como signo de gratitud.

Desde entonces me incordia todavía más, sonriéndome a un centímetro de la cara, besándome con su barba pinchuda, confundiendo mis enérgicos rechazos con agradecimientos, ignorando el mensaje que quiero transmitirle: —¡¡¡Déjame respirar!!!