Haciendo caso omiso de los consejos de la psicóloga, las advertencias de su madre, las amenazas de Pedro y los futuros cuchicheos entre los vecinos, María se compró su Bebé Reborn. Eligió el que más se parecía a Dani y lo bautizó con ese nombre.
María dio a Dani todo el amor que llevaba dentro, volcándose de lleno en su nueva maternidad. Su madre tuvo que admitir que la veía feliz, cesaron los cuchicheos entre los vecinos, despidió a la psicóloga. Solo persistieron las amenazas de Pedro; solo su presencia podía arruinar la dicha de María.
Una noche, María se quedó dormida leyéndole un cuento a Dani. El bebé dijo entonces su primera palabra:
–Mamá.
A la mañana siguiente, Dani apareció muerto en la papelera. María cogió un cuchillo jamonero y se encaminó hacia la habitación de Pedro.