Héctor acaparó la conversación para soltar un discurso filosófico. Acto seguido, pidió perdón por haberse extendido sin venir a cuento.
En privado, Héctor sugirió al autor que borrara el discurso, ya que cortaba el ritmo del diálogo.
El autor, dolido, decidió confiar como siempre en el criterio de sus personajes.