
En el bar no le daban suficientes horas, estaba endeudado, malvivía en un cuchitril…
¿De qué escribir?
Rasgó incoherentemente la guitarra, chupó el bolígrafo.
¿De qué escribir?
Laura…
¡Laura! ¡Su amor del colegio!
Los acordes empezaban a ordenarse, el bolígrafo zigzagueaba sobre el papel…
Así nació aquella balada de amor.